Reflexiones:

- "Cuando los nazis vinieron por los comunistas / me quedé callado; / yo no era comunista. / Cuando encerraron a los socialdemócratas / permanecí en silencio; / yo no era socialdemócrata. / Cuando llegaron por los sindicalistas / no dije nada; / yo no era sindicalista. / Cuando vinieron por los judíos / No pronuncié palabra; / yo no era judío. / Cuando vinieron por mí / no quedaba nadie para decir algo"


- "Si se mueve, ponle un impuesto; si se sigue moviendo, súbele el impuesto; si deja de moverse, dale una subvención"

jueves, 25 de junio de 2009

"Soy un perro"

.


El eterno retorno de la idea del comunismo
Por
André Senik
GEES (Grupo de Estudios Estratégicos)
(Publicado en Histoire & Liberté, nº 38 de 2009)

Al mismo tiempo que actos de violencia pre-revolucionaria se multiplican, flota en los medios de información un aire de revancha ideológica contra 1989, contra el triunfo del liberalismo y de la economía de mercado.

El anti capitalismo ha vuelto a ser respetable y frecuentable, y el comunismo es presentado como una prometedora hipótesis digna de ser explorada de nuevo.

Asistimos así –un poco estupefactos, hay que admitirlo— a un eterno retorno, el de la idea comunista, una Idea virgen, inocente de las tragedias de la Historia. Para resumir, asistimos al retorno de una Idea, como se dice desde Platón, Kant o Hegel.
Que ellos sean trotskistas o maoístas no arrepentidos, los de la revolución anticapitalista admiten verbalmente que la pasada experiencia comunista fracasó pero dicen que eso no importa. La Idea sigue siendo buena, afirman, sigue siendo necesaria y no tiene necesidad de ser precisada, ni en cuanto a los métodos, ni en cuanto a los resultados. Es una Idea directora que porta una condena de la sociedad actual y que propone un horizonte y una dirección. La Idea comunista parece haber hecho tabla rasa de su pasado. Dicen que podemos enrolarnos al movimiento radicalmente contra sin asumir nada de la Historia ni de la Teoría.

La revista Histoire & Liberté es pues interrogada acerca de su razón de ser, la cual es clarificar para la Historia el combate contra los enemigos de la Libertad.

La primera constatación que se impone es que François Furet tenía razón: esa Idea está llamada a renacer, en todo caso entre aquellos cuya existencia no fue desbaratada por la tragedia.

La segunda es que la crítica de los crímenes del comunismo, de Lenin y consortes, que ha sido hecha desde el punto de vista de los historiadores, no es suficiente. A esa crítica histórica se debe agregar una crítica filosófica de la Idea misma del comunismo, para que el proceso de la experiencia histórica ascienda hasta el Ideal que condujo a la tragedia.

Pues el mal estaba ya en la Idea, en el Ideal, como lo ha visto correctamente Martin Malia. “Hay que saber, finalmente, hacerle frente a la horrible verdad”, dice Malia. “Pues si queremos mirar eso de cerca saber qué quiere decir ‘socialismo’, la respuesta evidente a esa falsa paradoja de las buenas intenciones que producen malos resultados es que la experiencia soviética no degeneró en totalitarismo a pesar del socialismo, sino porque esa experiencia era socialista. Debemos incluso ir hasta decir que el socialismo, en el sentido integral que le dieron Marx y la Segunda Internacional, es la forma acabada del totalitarismo, pues la supresión del ‘capitalismo’ (entendido como propiedad privada, ganancias, mercados) significa la exterminación de la sociedad civil y la estatización de todos los aspectos de la vida. Y como un sistema tan contrario a la naturaleza no podría auto instaurarse, el socialismo integral también significa la violencia institucional del Partido”.

El conflicto opone dos concepciones del hombre, de su emancipación y, sobre todo, de sus derechos. Hay que remontar hasta la fractura antropológica porque el comunismo desde Platón es un rechazo a que el ser humano viva por sí y para sí.

Hay que demostrar que la concepción revolucionaria de la emancipación del Hombre porta en ella la catástrofe. En lugar de emancipar al hombre de todas las servidumbres, la idea del hombre emancipado, según Marx, es un ideal de desnaturalización humana: el hombre será emancipado, dice él, cuando sea liberado de la alienación egoísta y consumidora en la que lo encierran los derechos del Hombre.

Si nosotros ocupamos ese terreno, los revolucionarios no tendrán ningún futuro, pues supongo que son muy pocos los jóvenes, aún quienes dicen “vamos a hacer la revolución”, que estarán dispuestos a abandonar los derechos del Hombre y el Estado de derecho.

Sobre qué fondo marxista ellos se replegaron?

Veamos primero lo que ellos abandonan.

Ellos dejan de lado el tema del desarrollo de las fuerzas productivas que era, en la obra de Marx, la razón indispensable de la Revolución.

Ellos están dispuestos a abandonar el tema de la carrera por la producción pues eso implica la carrera por la obtención de ganancias.

Ellos dejaron de hacer del proletariado el actor principal de la pieza. Ellos están listos a agregar a su retórica de la lucha contra la explotación, la defensa del medio ambiente, la liberación de las costumbres y todo motivo de revuelta.

Ellos ya no hablan de la dictadura del proletariado.

Ellos regresan al fondo original de Marx: el enemigo, dicen, ya no será la explotación del hombre por el hombre, sino las relaciones de mercado. Será la búsqueda de la ganancia y el egoísmo. Recordemos que las dos características de la alienación humana, en la obra de Marx, en su ensayo de 1845 intitulado Sobre la cuestión judía, son “el egoísmo y la necesidad práctica”, impuestos, según él, por la propiedad privada individual.

Todo eso sale de la hostilidad de Marx contra los derechos del Hombre, contra la libertad y contra la propiedad de los individuos privados.

Aquellos que pretenden renunciar a las monstruosidades del comunismo real deben ser confrontados a la causa ideal de esos efectos. La Idea comunista implica la abolición de la propiedad privada, del mercado, de los derechos del Hombre y del Estado de derecho.

Ya hemos vistos las consecuencia de eso. Éstas habían sido anunciadas, porque eran inmanentes e inevitables en el sistema comunista.

Es urgente que podamos asumirnos plenamente como anti comunistas, lo que no era fácil desde que Sartre dijo: «Todo anticomunista es un perro».

Así pues, hagan un esfuerzo filosófico adicional, camaradas, si quieren ser anticomunistas sin complejo.

¿Las crisis del capitalismo son síntoma de qué?

Las crisis recurrentes del capitalismo hacen que los anticapitalistas sueñen con una economía que no se enfermaría jamás. Estas crisis muestran que la economía de mercado es más comparable a un organismo vivo que a una administración centralizada.

En efecto, las crisis que conoce un organismo vivo pueden provenir de un desarreglo de los intercambios y de los equilibrios internos. Un sistema económico que no puede atravesar crisis internas aportaría la prueba de que no está organizado como un organismo vivo. Esa es la pretendida superioridad del socialismo sobre el capitalismo.

Respecto de este tema es bueno recordar la definición de salud que dio en 1952 Georges Canguilhmen, uno de los grandes nombres de la epistemología francesa. “La salud es una cierta capacidad para superar crisis orgánicas e instaurar un nuevo orden fisiológico, diferente del antiguo. Sin tratar de hacer un chiste diría que la salud es el lujo de poder enfermarse y de restablecerse”. (Lo Normal y lo Patológico en El conocimiento de la vida, Editorial Hachette, página 210.)

.

"Radio TV Anti-ZP"



Photobucket