No se el motivo por el cual a esta hora dos artículos me llaman potentemente la atención y como no podía ser de otra manera me siento impelido a que más gente los tomen en consideración.
De la sociedad y su decadencia.
Entre las contradicciones del momento, sobresale que las izquierdas del planeta se estancaron mentalmente en el Medioevo, celebrando cual el populacho de la época, cuando queman a un desgraciado en la hoguera inquisitorial. Festejan y aplauden frente a la pantalla del televisor los atentados terroristas, las bombas, las muertes, la sangre real, en vez de la ficción.
La humanidad ha llegado al siglo 21 para identificarse con el hombre de Neanderthal. Le gustaría ver a un peludo cavernícola rompiéndole la crisma y violando a una semidesnuda acompañante sexual en un show de Reality TV. El hecho verdadero es más espectacular que cualquier guión de cine o televisión. La realidad siempre supera a la ficción. Ninguna película actuada podrá mostrar jamás la crueldad de Auschwitz. Nada se asemeja a los Gulags. El exterminio de millones en Sudan o su lenta muerte por inanición, son nada más que programas de TV. El linchamiento, ahorcamiento, apedreamiento, o la decapitación de infieles en los países musulmanes, son material de entretenimiento cotidiano. La sensibilidad ha muerto. La nueva onda consiste en hermanarse con los asesinos islamistas y comunistas.
Se cae el mundo y el mundo ovaciona, como si no fuésemos parte del mismo. Sin embargo, cuando se habla de ecología, todos son defensores del planeta, y de tanto en tanto, famosas modelos salen a mostrar sus cotizadas nalgas como señal de protesta. Mero exhibicionismo y superficialidad. La imbecilidad es la campeona de todas, ganó la batalla a los académicos y eruditos.
La mentalidad oscurantista de los políticamente correctos está venciendo a la razón. La nueva estúpida elite intelectual izquierdista quiere hacernos creer que les toca a los locos y atrasados tomar las riendas de la situación. Se ve en Irán con Ajmadineyad y sus ayatolas; en Corea del Norte con Kim Yong Il que se da el lujo de hacer pruebas atómicas frente a un gobierno norteamericano incompetente. Mientras a Sudamérica le toca soportar a los ignorantes Chávez, Morales y sus aliados. De cualquier forma todo da igual. La historia nadie la leyó y no la quiere leer. El pasado no importa y el presente está en manos de la materialista progresía snob.
No hay el destello de espiritualidad de los 60 o 70, pese a que sus descerebrados imitadores actuales pretenden copiar la contracultura de esos tiempos. Si queda alguna esperanza a futuro, deberíamos admitir que las estrellas no se crearon sólo para alegrar la noche, y que estamos entrando en colisión con los oscuros hombrecillos de las profundidades para que cuando sean arrasados veamos el advenimiento de la Era de Acuario, o la Era Mesiánica profetizada por las sagradas escrituras judeocristianas, que nos elevará a una nueva forma supraconciente de paz y convivencia universal.
Cuando lo tienes todo, menos valores éticos, morales y espirituales, la decadencia es inevitable. El oscurantismo extremista está avasallando. Estamos en un momento en que cualquier cosa que tenga como común denominador la solidaridad con las mayorías no pensantes es bienvenida, y la estupidez absoluta es la característica dominante de la humanidad. La Internet ha democratizado el poder mediático y los progresistas proyectan con su ofuscada visión de los hechos su aberrante distorsión de la verdad. Todos pueden acceder a su cuota parte de decadencia y dejar que el mundo se hunda en el primitivismo, la ignorancia, y la irracionalidad.
¿Por qué callan estas gentes cuándo mueren otras personas? ¿La ideología está por encima de la vida?
Del aborto y el laicismo.
Laicismo antiabortista
Pese a las campañas propagandísticas del Gobierno para que se acepte que las menores de edad aborten sin permiso familiar, el 64 por ciento de los españoles y el 56 por ciento de los votantes socialistas, rechazan la propuesta.
Lo indica una encuesta de Metroscopia, encargada por “El País” y publicada pese a ir contra sus insistentes tesis proabortistas.
Tras otros sondeos con resultados similares se ve que además de los curas o de Mayor Oreja hay gentes comunes que se oponen al ataque de Rodríguez Z. a la patria potestad de los padres de cualquier menor.
Dentro de esos porcentajes debe haber numerosos laicistas agnósticos o ateos que callan su rechazo al aborto en esas condiciones. Y que le dejan el monopolio de la protesta a creyentes melifluos y de voz lacrimosa que llegan más lejos aún al denunciar como asesinato el uso de la píldora del día después con prescripción médica, aún entre mujeres mayores de edad.
Resulta así que las personalidades de mentes más abiertas hostiles al proyecto de Z. callan acobardadas temiendo que las comparen con clérigos, sin enfrentarse al supuesto progresismo de quienes equiparan con lenguaje chabacano a niñas abortando con “ponerse tetas”.
Por otra parte, además de no plantear sus objeciones públicas a la usurpación del papel familiar que quiere emprender este Gobierno de conducta irreflexiva y hedonista, tampoco se atreven a proponer un debate ético sobre el aborto mismo.
Acto quirúrgico que antes aceptaba la gente más liberal porque las cámaras de televisión y las ecografías carecían de sensibilidad para observar claramente la evolución del feto.
Las nuevas tecnologías permiten verlo ahora con muy pocas semanas, cuando empiezan a masacrarlo: ese mínimo ser con formas ya totalmente humanas hace gestos que parecen de desesperación, de dolor, de deseos de huir de los instrumentos que lo absorben y trituran.
Y yo me pregunto: ¿Por qué los laicos no podemos sentirnos aterrados por (la banalización de) el aborto?
Por último coloco el primer comentario de un anónimo a este último artículo y hago su reflexión final mía, en estos tiempos de supuesta "igualdad".
¡Que bonito su último párrafo Sr. Molares!
No lo entiendo. Hay gente que dice: "es mi cuerpo, hago lo que quiero". Son dos cuerpos unidos; un cuerpo (madre) desarrollando al otro (bebe). Cuando se ha formado lo suficiente y ya puedo tener cierta autonomía lo expulsa de forma natural, mientras lo sigue alimentando con la lactancia... siguen unidos. Hermoso milagro natural, que ocurre por todas partes, a todas horas. Es increíble.
Pero hay demasiados ojos miopes para ver tantos minúsculos detalles de la naturaleza que nos rodean, para entender sus conexiones. Y ciegas mentes para poder imaginarlos.
El aborto ha sido por muchos siglos el único medio que muchas sociedades primitivas tenían para poder asegurar su subsistencia. Nada que decir al respecto. Muchas sociedades de la Europa del este, enfriadas por un comunismo atroz, no vieron otra forma de detener embarazos que no fuera esa. Decididamente era mejor que no nacieran a tener que mirarles a los ojos y afrontar las consecuencias. También lo entiendo, y guardo un profundo silencio ante ello.
Pero hoy día, en los países occidentales, con todos los medios anti-conceptivos que existen (preventivos, no hablo del DIU, ni de la entrega libre e indiscriminada de la píldora del día después), es para mi un desprecio a la vida humana el uso indiscriminado del aborto como solución, al fruto natural que las relaciones sexuales conlleva.
Después de respirar, alimentarnos y descansar, el sexo es el estímulo más fuerte al que los humanos nos enfrentamos. Condiciona gran parte de nuestra vida, de nuestras relaciones sociales... Es muy importante, desde un punto de vista humano, poder disfrutar con madurez de una vida sexual libre y satisfactoria. Pero hay que saber respetar la enorme importancia que el fruto de esa poderosa maquinaria natural genera: Vida Humana.
Un saludo.
PD - Como hombre, si una mujer de mi quedara embarazada, sentiría que lo que en ella se desarrolla también tiene parte de mi. Es también mi hijo /a. No entendería que mi opinión no contara.
Fuentes: Crónicas Bárbaras. La voz liberal.
De regalo, el vídeo de la canción que escuchaba mientras leía ambos artículos.
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